miércoles, 13 de octubre de 2010

DE VUELTA A LA VIDA

Hoy ,13 de octubre de 2010, hablamos de Esperanza en la Humanidad.

El campamento levantado en la mina San José en el desierto de Atacama, en Chile, llamado Esperanza, tiene en este día su foco internacional.

Nos levantábamos con la ansiada noticia del comienzo del rescate de los 33 mineros que desde el 5 de agosto en Copiapó quedaron enterrados vivos, a 700 metros bajo tierra, y no siendo hasta días más tarde cuando se comprobó que seguían vivos, en un refugio, sobreviviendo (como parece ser el sino de esta gente) y convitiéndose en héroes con su resistencia.

Durante 69 días les han llegado los ánimos desde el exterior, desde todas las partes del mundo, abasteciéndoles tanto de alimentos físicos, como espirituales , dándoles la fuerza suficiente para poder aguantar con incertidumbre hasta el momento del rescate, que parecía no llegaría hasta Navidad, según las primeras apreciaciones.

La ingeniería puntera ( alemana) se ha puesto al alcance de esta ímproba proeza (¿ quizá para demostrar algo? -los medios se tenían y perforar a esas profundidades, retirando miles de toneladas para hacer un pozo para este fin, nunca antes hecho) e incluso desde la NASA se han dado las pautas para que este proceso tuviera éxito, orientándoles psicológicamente, para que no perdieran los papeles ahí abajo y devolverles a la superficie lo más indemnes posible, pues el aislamiento puede provocarles secuelas, después de las condiciones adversas medio ambientales en las que han sobrevivido todo este tiempo( espacio reducido, húmedad alta, aspiración del polvo de minerales que se incrustan en los pulmones...)
Pero todo esto tiene un coste elevado, y estas 33 personas anónimas, que fueron a trabajar como tantos otros días aquel 5 de agosto sin saber lo que supondría, no podrían pagar este despliegue técnico, y sin embargo, al hacerse publicidad del país, el propio presidente chileno se ha volcado con este drama, ( apoyando a las familias humildes) para si salía bien, como parece, apuntarse un tanto de reconocimiento social que pocas campañas de marketing conseguirían.

Una riada de solidaridad globalizada, muy loable, ha llegado hasta este lejano punto austral, pero no olvidemos que esta encomiable labor de ayuda se ha convertido en un show business para las televisiones que han retransmitido en pro de una reventada audiencia , no en vano, con la salida del primer minero se calcula que 1000 millones de personas lo han visto.
Y este es sólo el comienzo, un gran hermano, una película se baraja en breve.

Se juega con el sentimentalismo de la masa, harta de un mundo tan disparatado, necesitada de una bella noticia, para encontrar un sentido honorable a toda esta burlesca representación que es la vida.
Después de una aclimatación orgánica necesaria y de seguir un protocolo estricto llegan desde esa cápsula Fénix de apenas 55 cm de diamétro como recién paridos por la tierra.
Lástima que en unos días vendrán las subidas a los altares, y algunos creerán tocar el becerro de oro, lo que le llevará a ser otro juguete roto, de esta insaciable sociedad, con memoria de pez y cansada de todo en cuanto lo consigue tener. Sino al tiempo.

La actividad minera se realiza sin la seguridad óptima en casi todo el mundo (diamantes y minerales necesarios para nuestra tecnología en África, oro o cobre en Chile o carbón en China ) , con las penurias de ir a un tajo alejados del sol, pagando con su salud, un tributo demasiado alto (¡si se pudiera elegir!) , y no siempre bien remunerado, pero siendo el pan para miles de familias que no tienen otro sustento más digno.
Con esta explosión de alegría mundial, habría que preguntarse si la Tierra no está exhausta de que la sigan extrayendo de sus entrañas su sangre, su energía.
¿ Sabremos frenar a tiempo? A este ritmo consumista necesitamos 3 Tierras para satisfacernos...