En aquella luna, asomada a
un discurrir de noches gloriosas, ilimitadas sensaciones, verdaderas vivencias, en compañía de pocos, pero importantes amigos.
Hoy se presentan como vestigios de un pasado derramado, carcomido, sentimientos no correspondidos, y que en mí crecieron grabándose a fuego lento, ocupando cada segundo de mí vida.
Y muero otra noche.
Recuperar cada conversación, cada sonrisa cómplice, imposible.
Debí darle al REC* cada instante que pasé cogida a su mano. Ahora me limito, ya no me envalentono, y en este suicidio perdí mi norte.
¿Quién me asegura que pasaste por mi vida?Sigo en mi locura.Todo fue demasiado fugaz.
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