lunes, 6 de abril de 2009

DICES TÚ DE MILI

El toque de diana me lanza de un dulce mundo onírico a una tortura infernal, una realidad que me gustaría estrangular. Otra vez la misma rutina : vestirme de uniforme, siempre pulcramente planchado y en condiciones para tomar partido en otra batalla más que se vislumbraba con el alba. La llegada al frente me hace librar una cruenta lucha por la supervivencia, todo por mi patria, una patria un tanto particular, propia, que me hace resistir pasivamente en una hostilidad absurda. El subsistir es algo instintivo, pero deja exhausto.

Podía coger la puerta y marchar lejos de aquel lugar tan demoledor para mis emociones, sin embargo, algo simbiótico hace impensable tal huida hacia delante. Como soldado de honor, me comprometí con mi palabra a dar mi vida si fuera necesaria por una causa que para algunos pudiera parecer perdida, pero que para mí si la abandonara no me lo perdonaría jamás.

La guerra diaria entre tarea y tarea vertía lo poco amable que iba quedando en el equipaje. Pero es que no era mi guerra, y yo la hice mía.

Me reclutaron siendo una niña y a esta mediana edad ya está en vena, estoy convencida de que apesar de lo que dejo en el camino, el sacrificio que supone, habrá un momento de compensación.¡ No lo sé!


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