domingo, 12 de abril de 2009

EL CORTIJO CEMENTERO ESPAÑOL

El frenesí vivido en las dos últimas décadas en la construcción en España nos muestra un panorama desolador en toda la península, pues han sido arrasados miles de hectáreas herbóreas (bosques, incluso protegidos) en aras a un supuesto desarrollo urbanístico que dejaría riqueza a las zonas, con los elitistas campos de golf o residenciales con pedigree.

Estrategias volcadas durante años en el negocio del ladrillo como el único recurso de la patria cañí, del que se nutrían especuladores inmobiliarios, promotores que con el mínimo esfuerzo tenía unos resultados increíbles, políticos corruptos( recalificando terrenos, llevándose comisiones jugosísimas) nos ha llevado a la situación paupérrima en la que nos encontramos. La burbuja nos explotó en las narices y en el pulso de esta crisis seguimos sin aprender nada. Hemos impactado en el entorno de una manera brutal, y no es sostenible tanto disparate de hormigón hecho así, sin sentido común.


La demanda de hormigón del último año se ha reducido a la mitad aquí, con lo que ello supone, pero no encontramos alternativas a los materiales de construcción que podían ser más renovables, no tan dañinos con el medio ambiente, pero a los señoritos de turno no les genera los beneficios objetivados, por lo que se deshecha.

Sin planificación a largo plazo el pan de ayer es el hambre de hoy, así es: se llenó el estómago, no sólo de los españolitos, sino de miles de emigrantes que pararon y pensaron que esta forma de vida se prolongaría por los siglos de los siglos, y hoy tienen que volver a sus lugares de orígen por el estancamiento y cierre de la mayoría, que se niega a trabajar por debajo de los beneficios estipulados.

Miles de viviendas sin acabar, pero que los bancos han hipotecado a familias y que no tienen casa, pero sí un préstamo que pagar, un "paradigma digno de estudio".

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