domingo, 18 de enero de 2009

INSIDE MEETING

El proceso fundamental de lo mundano a lo divino, canalizando las energías y cuestionando el ser internamente, se pone de manifiesto en la dicotomía entre corazón y mente.

Hay que escucharse a uno mismo, pero en esa pugna entre las distintas voces que se revelan encontramos distintas emociones que hace resistirnos a que las cosas sucedan.
Así discernimos varios:
  • -controlador: el que me protege, me preserva. La prudencia es total.
  • -miedo: me bloquea, me paraliza. Aparece ante peligros, vacíos, carencias.
  • -ira: me incita coraje para llegar, a veces me turba.
  • -víctima: me hiere, me hace ser vulnerable, me autocompadezco, me hace abandonarme.
  • -buscador: de respuestas, de seguir una senda, conquistando cosas nuevas.
Existen muchos más, que gritan para alcanzar mi conciencia, saber qué camino seguir, de entre los alternativos. Tengo que dosificarlos en su justa medida, para equilibrarme, que no pierda la identidad de quien soy.
¿Por qué no llego a ser quien deseo ser?
Nos educan para olvidar el poder que tenemos. Nos han hecho creer que tenemos unas necesidades, que son reales, cuando son ficticias, no son propias, nacidas del propio ser. Cuando somos niños, somos más libres, y percibimos las cosas sin tanta traba, sin tanta reserva. Todo lo esencial lo sentimos y creemos que ello será siempre así.
Pese a ser estafados, debemos arriesgarnos.
Tenemos que entender que somos los dueños de nosotros mismos, de nuestras heridas, y coger el timón de nuestra vida dando pábulo a todos los componentes que forman nuestro yo, pero sabiendo que soy yo la que decido.
Apesar de lo solos que nos podemos encontrar, debemos interactuar, y salvar las trampas que seguirán estando ahí para impedirnos avanzar, y recuperar el poder que nos es innato.

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