domingo, 29 de marzo de 2009

MANDAR AL MUNDO A TOMAR....

La llamada fue premonitoria. El tiempo de reflexión había acabado. Llegaba el momento de integrarse de nuevo en el día a día, de incorporarse al tan tremendo trajín, al tan aplastante hecho que era volver a estar en el sistema, en esta matrix que nos domina, donde tú ya no eres tú, la que se reconoce, la que tiene ideas, la que tiene un bagaje en el que apoyarse, y seguir el enriquecedor sueño donde no hay nada imposible.

Eso es secundario, incluso inútil. La cuestión es otra :Tienes que sobrevivir.

La toma de posición sería a primeros de mes, y dentro de lo no tan malo, me tendría que desplazar hasta las montañas, bellas en primavera, y después de todo, relajante para mis ojos, un consuelo a mi disparatada trayectoria.

Todo estaba dicho. Demasiada huida hacia adelante me había llevado hasta aquí, hasta un hoy muy alejado al que aspiraba en mi juventud, donde las ilusiones por la vuelta al cole eran grandiosas, donde la avidez de conocimiento se cernía en cada curso nuevo : el olor a nuevos libros, y el estrenarlo después de forrados con todo el entusiasmo, el conocer profesores nuevos que durante todo un año me guiarían en mi propósito por alcanzar un futuro, que me mostrarían el lado dulce de la vida, o no, después de una lucha denodada, de un esfuerzo mayor que el resto del mundo. No había servido para nada. Las medias tintas no llegaban a ninguna meta. Me había enredado por el camino y ahora la senda era irreconocible.

Durante 2 o quizá 3 meses, sé cuál sería mi cometido, seguir una inercia que me anularía por momentos, pero que la tendría que ver como una suerte, en estos tiempos tan raros que corren, donde lo normal es estar en la cola del paro, siendo un número más, al que no se le arregla sus ansias de libertad, y su carencia viviendo en un mundo de cosas y no de personas, habitando en un lugar inhóspito y frustrante.

¡Que sí! Que la noche antes a regresar a mi insignificante nicho no dormiré, pendiente de si el despertador sonará o no, y aún sabiendo que todo está controlado, y que me sobra voluntad de superación, me niego la felicidad más pequeña, por este maldito aura gris que me acompaña desde siempre.

¡Lo que hay que hacer para sobrevivir! ¿Cuándo tendré derecho a vivir? Necesito vivir, quiero vivir, y ¿puedo vivir? This is the question.

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