Aquí me encuentro, alejada de las referencias, inmersa en una cruenta locura envolvente, carente de chispas existenciales, adormecida, anestesiada para no sucumbir en el horror del olvido.
Voy dando palos de ciego para abrirme camino, sin saber muy bien adónde me llevarán los pasos, esos pasos que me traen el eco de un ayer enaltecido que se desvaneció, y que no sé si fue leyenda o realmente ocurrió.
Apesar de los pesares, sé que sucedió, que los vientos no fueron favorables luego, y que la memoria traicionera lo pretende maquillar, borrar. Quedó inconcluso, sin magia el corazón, ya en tierra de nadie, y sin nadie en la tierra de los sueños.
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