martes, 3 de marzo de 2009

EL ECO DE MIS PASOS

Aquí me encuentro, no sé muy bien las coordenadas, después de un viaje largo, arduo, solitario. La senda de la que vengo se perdió, y es un error el querer imperiosamente volver de donde vengo, pues los demás ya no se encuentran allí, y lo que me fuera a encontrar no haría sino ahondar más en el dolor profundo de las ausencias, de lo que un día fue alegre, dinámico, vital.
Aquí me encuentro, alejada de las referencias, inmersa en una cruenta locura envolvente, carente de chispas existenciales, adormecida, anestesiada para no sucumbir en el horror del olvido.

Voy dando palos de ciego para abrirme camino, sin saber muy bien adónde me llevarán los pasos, esos pasos que me traen el eco de un ayer enaltecido que se desvaneció, y que no sé si fue leyenda o realmente ocurrió.

Apesar de los pesares, sé que sucedió, que los vientos no fueron favorables luego, y que la memoria traicionera lo pretende maquillar, borrar. Quedó inconcluso, sin magia el corazón, ya en tierra de nadie, y sin nadie en la tierra de los sueños.

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