El mundo está lleno de enigmas, misterios que nos han acompañado a lo largo del tiempo y que nos han apasionado. Culturas y civilizaciones del pasado: el legendario Egipto;ooparts -objetos fuera de su tiempo, tecnología en la antigüedad ,sociedades secretas , cristianismo , etc.Pero no me cabe la menor duda de que el gran enigma somos nosotros mismos.
Somos seres demasiado complejos que desde que nos formamos en la concepción, estamos asistiendo a un milagro, y construimos una realidad-ya construida por los que llegaron primero-, que es la que perciben nuestros sentidos, lo que no quiere decir que sea así. La mente plantea su juego y a veces la partida es más fuerte de jugar y ganar.
El ser humano está parado en un entorno que condiciona su existencia y las cualidades innatas se ven relegadas a un segundo plano. Nos esclavizamos, perdemos el norte, siendo autómatas, no sentimos lo que hacemos y lo que realmente tenemos que hacer. La inercia es tan astronómica que intentar querer salir de ella es ilusorio, matrix está diseñada para que nada quede al azar, aunque pudiera parecer lo contrario.
Las pautas que nos inculcan desde que nacemos nos dirigen hacía un camino que no se corresponden quizá con el que escogeríamos si realmente existiera ese libre albedrío, tan necesario como irreal. Nos está vedado el conocimiento de cualquier otra realidad, más próxima a la verdadera.
Llegados a este punto, no sería malo replantearnos otra vez el problema, a ver si tiene solución y hacernos el favor de pensar. Ha llegado el momento de reflexionar sobre nosotros, nuestros sentimientos, el sentido de nuestra existencia. ¿Creíamos que esto sería así?¿Estamos a tiempo de encauzar el rumbo?¿Sabemos gestionar nuestras emociones?
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