No es que quiera ser apocalíptica,ni catastrofista, pero el panorama de nuestro planeta azul es cada día más preocupante. Son muchos los escenarios futuros que se pueden ver afectados, pero sin duda el agua como elemento esencial de vida cada día más escaso va a hacer que las megapoblaciones tengan que desplazarse a lugares donde haya este bien, sino perecerán. Eso provocará guerras por su control, hambre por la escasez alimentaria,etc.
Y es que estamos en un siglo decisivo para comprobar si la Tierra tiene salvación o lo mejor que puede hacer es morirse.
James Lovelock ya en 1969 propuso que nuestro planeta es un organismo vivo, y sobrevivirá pese a nosotros que somos su virus más letal, y no durará en extinguirnos para autorregularse.
El ecosistema va evolucionando conforme las especies que viven en él evolucionan, pues nada es estático. Esto es, que Gaia no sólo tiene vida, sino que está viva e interactúa para seguir viva.¿Cómo?Pues según este científico por un mecanismo homeostático que implica la biosfera, la atmósfera, los océanos y la tierra.
Se muestra un fin para la humanidad si no reacciona al mayor reto que se le presenta: Gaia está malherida y el daño que se la está haciendo es cada día más exponencial, por lo que el deterioro nos avoca a un ocaso. Somos los responsables y pagaremos las consecuencias. El efecto invernadero con la subida de las temperaturas nos harán plantearnos de nuevo la naturaleza como madre que debemos tener en cuenta y respetar si queremos seguir vivos.
La actividad ansiosa del hombre por crecer económicamente, industrialmente, sin considerar el entorno ambiental y los peligros acelerando el proceso, y la diosa se vengará. Otra era vendrá después del oscurecimiento global, y quizá pocos puedan comenzar esa andadura con un planteamiento más sensato, más constructivo,más solidario, más tolerante.
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